Tengo la sensación de que el sabado ante el Remudas estabamos pendiente del Carnaval, el exceso de confianza por el resultado de la primera vuelta en contraposición a la necesidad de sacrificarse durante todos los partidos, no hay rival facil porque todos los equipos de la categoría van evolucionando y aprenden muy rapidamente de los errores, no solo nuestro equipo.
Al margen de quien es el contrario, y del resultado final de cada partido, el equipo tiene que tener oficio, sacrificio y esfuerzo necesarios para que el futbol se convierta en un lugar de encuentro y diversión, nunca la derrota ante el Longueras se convirtió en algo tan dulce,... porque se disfrutó de lo lindo.
Como padre, me gustaría que al final de cada partido los niños salgan del vestuario orgullosos de lo que han realizado y que el estado de ánimos no esté condicionado por el resultado.
Este equipo tiene madera, hay que seguir insistiendole a los chiquillos en la necesaria motivación que deben tener en todos los partidos, a lo mejor habria que decirles siempre antes de cada partido lo que Luis Molowny decía en el vestuario del Madrid: "chiquillos, salgan al campo y jueguen como saben hacerlo, hagan todo lo posible por divertise con el balón".
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